Transferencia y contransferencia WINNICOTT

Espacio y fenómeno transicional, holding y fallo ambiental, son aportes importantísimos de Winnicott a la psicopatología.
La transferencia podemos pensarla como un modo de relación subjetiva que se mantiene con los objetos, el análisis es el momento propicio para que se despliegue este fenómeno y que se pueda interpretar en el momento propicio y que por lo tanto se enhebraran aspectos de la realidad psíquica del paciente.
Las 2 clases de transferencia:
Teniendo en cuenta el concepto de regresión en Winnicott que es diferente al de Freud, ya que W. habla de "regresión a la dependencia" y no como mecanismo de defensa, ya ampliaremos en otros articulos.
Winnicott propone 2 tipos de transferencia a tener en cuenta la que proviene de la estructura neurótica y la que proviene de la estructura psicótica, con respecto a la primera remite a las relaciones objétales infantiles y la segunda precisa de un ambiente sostenedor y así es como debe ubicarse el analista y
trabajar acorde a como el paciente lo ubica transferencialmente, entonces este concepto de transferencia se amplia, ya no solamente para trabajar con psicóticos si no también para los momentos psicóticos en paciente neuróticos.
Transferencia Neurótica: se caracteriza por la ambivalencia y la transferencia más primitiva, por los mecanismos como la escisión, la introyección, la proyección, la persecución y la desintegración.
Se reviven situaciones de confianza básica, y en el análisis el paciente deberá experimentarla por primera vez para poder hacer uso del encuadre, y poder generar el desarrollo de su análisis. Los fallos en la adaptación  serán vivenciados dramáticamente, lo cual ayuda a entender las carencias yoicas. La furia y el dolor son necesarios para  que el terapeuta pueda demostrar su capacidad de reconocer errores y fracasos y la honestidad de comunicarlos al paciente.
Los fracasos del analista le sirven para revivir y elaborar sus traumas tempranos y originarios en los pacientes, lo que se denomina falla ambiental y el analista debe estar atento a su contratransferencia inconsciente y diferenciarla del significado que esos fallos puedan tener para el paciente.
En cada paciente se deben realizar los análisis de ambos tipos de transferencia. En los distintos momentos del proceso.
La contratransferencia y la actitud profesional del analista.

 Hay 3 categorías en relación a la contratransferencia.
1) Está contratransferencia se refiere a los aspectos neuróticos y conflictivos reprimidos que afectan la actitud profesional del analista e interfieren en el desarrollo del proceso terapéutico. Se relaciona con los aspectos no elaborados  del analista y que serán sus conflictos inconscientes no elaborados los que generan los sentimientos contratransferenciales.
2) La contratransferencia  positiva: hecha de identificaciones y tendencias personales de la experiencia terapéutica y vocación de ayudar, Winnicott la llama actitud profesional del analista, se relaciona con  la estabilidad y confiabilidad de quien damos por sentado que no tiene trastornos de la personalidad del carácter que pueda afectar el vínculo profesional implica el riguroso examen y selección de ideas y afectos que y conserva la capacidad de poder seleccionar  que, como y cuando hablar. Debe el analista no tener un aparato defensivo rígido y estructurado de lo contrario nos encontraremos en el terreno de la patología, impidiendo el desarrollo del análisis y queda en un estado de tensión causado por sus propias defensas.
Para preservar la actitud profesional  debemos tener en cuenta a los pacientes que precisan de una regresión a la dependencia, (los esquizoides y lo de estructuras de falso self) los otros son los antisociales que necesitan un encuadre especializado en relación a los limites externos. Es un desafío incursionar en la locura del paciente atraves de identificarse con el y a la vez permanecer atado en el juicio de realidad, esto significa que el analista debe permanecer identificado con el paciente e incluso fusionado con él y ahí el arduo trabajo.
La transferencia psicótica es una gran prueba para el analista, genera mucha contratransferencia  por la aparición de sentimientos y vivencias subjetivas en el analista. Hay reacciones concientes e inconscientes que si son evaluadas y comprendidas podrán ser utilizadas al servicio del progreso del tratamiento.  Por esto surge la tercera clasificación.
3) la contratransferencia verdadera y se refiere al odio que siente el analista como reacción ante la personalidad y el comportamiento del paciente.
Hay provocaciones que generan una actitud profesional difícil de mantener. (son respuestas o reacciones a algo concreto y objetivo y no pueden ser atribuidas a la contratransferencia)


El odio en la contratransferencia.

 Winnicott le pone una gran atención a los sentimientos de odio del analista,  que son vivenciados en forma directa o atraves de formaciones reactivas, resulta indispensable tener en cuenta este aspecto  de la ambivalencia del analista ya que el análisis se hace imposible,  si el analista no es consciente de su odio donde es necesario el análisis personal y comprender que el análisis de un psicótico es incómodo por la naturaleza de la enfermedad. La función de sostener con su presencia acompañar con su atención flotante el discurso y (siguiendo las leyes de abstinencia y neutralidad)  de recibir el impacto de la transferencia negativa sin vengarse.
Aparece también la exposición a la ambivalencia  que le genera ocuparse de otro que esta desamparado y que por momentos requiere de una casi sobrehumana tolerancia a la frustración por la imposibilidad de expresar demandas y reclamos.
Winnicott relaciona la regresión del paciente a lo que se asemeja con la relación de la madre con el bebe, ya que la madre no tendría razones para odiarlo, sin embargo la enorme dependencia del bebe así como su incapacidad para reconocer y apreciar el cuidado que le otorga la madre resultan ser una fuente de frustración para  ella y le genera sentimientos de odio.
El bebe constituye el peligro para su madre ya que interviene en su vida privada y en su cuerpo le provoca preocupación y siente la maternidad como una exigencia, el es desconsiderado y la desprecia y la trata como una esclava, el amor del bebe es un amor interesado. Ella tiene que amarlo a pesar de sus aspectos desagradables. El bebe excita y frustra.  En la relación paciente  niño o adulto la regresión a la dependencia produce  un intenso malestar  y si no es elaborado probara una aparición de diferentes modalidades sintomáticas como la actuación de la agresión, los pacientes psicóticos son una carga emocional para el analista quien los teme y los rechaza y por momentos los odia. Hay que aceptar los sentimientos y que sus efectos no surjan de forma disruptiva con el paciente.
La ambivalencia psicótica genera  problemas con el análisis lo que es diferente a los pacientes neuróticos que podría ser interpretable.
El odio puede ser utilizado adecuadamente en algunos momentos de la interpretación .
Las relaciones asimétricas que se construyen en análisis son siempre necesitadas de abnegación y esto implica el riesgo de represión del componente agresivo de la ambivalencia humana normal.
Los destinos del odio:
1)     La represión: la agresión se reprime, y cuanto más se reprime más aumenta, lo que genera un exceso de cuidado para mantener a raya propios impulsos agresivos que pueden paralizar al analista.
 Esto le impide entrar en contacto con su propia transferencia hostil y con las posibilidades de expresarla.  Y  la contratransferencia verdadera, se pierde.
2)     La formación reactiva o sentimentalismo : serian un sentimiento masoquista  donde aparecen los honorarios simbólicos intervención y actuaciones apaciguadoras.

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